El sendero para observar la actividad de la fauna nocturna en el dosel del bosque seco, nos sorprendió con un enorme güio o mitao (Boa constrictor), arborícola, al acecho del mico de noche (Aotus lemurinus) a 10 metros de altura en la copa de los árboles de diomate (Astronium graveolens).
Entre la curiosidad y el miedo, el mico de noche reconoció a tiempo su enemigo a pesar del perfecto camuflaje del reptil.