Las hormigas legionarias, guerreras o marabunta (Eciton burchellii), se tienen en el conocimiento tradicional de la Reserva como hormigas "pataloba", muy temidas por su dolorosa picadura. En busca de sus presas se mueven sobre el suelo en grandes enjambres en forma de red. Son nómadas y descansan en la noche formando un "nido" de masas de hormigas entrelazadas denominado "vivaque". Las presas ahuyentadas por las hormigas son atrapadas por aves hormigueras (batarás, totorois, trepatroncos, entre otros). Las observaciones sobre su comportamiento de forrajeo (Obando-Calderón y Chaves-Campo, 2008), registran hasta 60 especies de aves alimentándose de un solo enjambre, lo que constituye una oportunidad muy atractiva para los observadores de aves y el aviturismo.
Diversidad de insectos hacen parte de su dieta y el ataque en grupo les permite capturar y matar otras hormigas de mayor tamaño, luego las cortan en pedazos para llevarla hasta el vivaque donde alimentarán a sus larvas
Algunas especies de aves dependen de la actividad de las hormigas legionarias para su alimentación, según los estudios, son seguidores obligatorios, regulares y oportunistas.
El vivaque de las hormigas legionarias (Eciton burchellii) forma una masa densa de miles de hormigas entrelazadas y protegen en el centro a la reina y sus crías
Conservación
Las hormigas legionarias son pieza clave en la interacción con las aves y la artopofauna del bosque; su presencia en zonas de cultivo contribuye con el control de plagas. Obando-Calderón y Chaves-Campo (2008), destaca la presencia de hormigas legionarias y la oportunidad para el aviturismo, además recomienda no perturbarlas y no permanecer mucho tiempo observándolas porque asusta las aves que se alimentan de ellas y puede ser crítico para las especies obligadas en estado reproductivo.
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